EDUCADORA (colegialas, niñas, alumnas…)
13 de April de 2018Temas
- Mi vida son las niñas, hacerles el mayor bien posible. Amarlas con el mismo amor con que Jesús las ama. Estoy en mi centro, gozosísima de vivir para ellas, convencida de que todo lo puedo con la oración…Estoy como expatriada de la Comunidad, porque mi vida entera es con las niñas, y se pasa mucho tiempo sin hablar con las hermanas. (Pág. 35)
- Sigo más que contenta en mi ocupación continua con las niñas, a pesar de mi poca comunicación con mis hermanas. Tan contenta que no cambiaría mi dichosa vida por nada…Cuidar de su salud, de su educación, de su formación religiosa, amarlas siempre, en fin, vivir para ellas. Todo esto me lo ha dado Jesús. Le digo siempre que me enseñe a amar como él ama. (Pág. 35)
- No sé qué paz me da Dios viviendo así. En sus manos pongo a las niñas, su inocencia, su educación, su piedad, y me parece que veo lo bien que marcha todo. (Pág. 36)
- Mi confianza, ahora y siempre, es Jesús. En sus manos pongo tantos problemas familiares y sociales que la guerra va trayendo. Le tensión del ambiente también la vivimos en el Una de las niñas internas tiene a dos únicos hermanos como voluntarios en las filas alemanas. Y otra tiene a su padre en el ejército francés. La convivencia no es siempre fácil. Yo me esfuerzo en evitar antipatías y en transmitir paz, unión y serenidad. (Pág. 37)
- En el Colegio estamos ya en plena preparación a la Navidad. Tengo pocos ratos libres, pero los aprovecho para perfeccionar el francés, progresar en el inglés y hacer mis pinitos en alemán. Este curso tenemos una profesora de idiomas muy buena y no hay que dejar pasar las oportunidades. (Pág. 42)
- He hecho un curso muy bueno de contabilidad, pero, por ahora, he tenido que dejar mis clases de alemán. La formación de las niñas exige toda mi atención. Este curso son 65 y me gusta educarlas muy personalmente. Así que estudios sus corazones, que es lo que ahora espera Dios de mí. Me da para ello una vocación como nunca creí tenerla. Estoy en mi centro y así quiero seguir. (Pág. 44)
- Me he puesto en contacto con el P. Zameza, subdirector de la revista El Siglo, y le he pedido ayuda para nuestro proyecto de crear en el Colegio una biblioteca especializada en obras y revistas de carácter misionero. Para las niñas prefiero libros más bien narrativos, todos en español. (Pág. 55)
- El movimiento misionero del Colegio se ha afianzado de tal manera que no parece obra de unos meses, sino de largos años. El día de Reyes, todo el Colegio organizó una tómbola a favor de Fontilles y de las Misiones. Ese mismo día se nombró una Junta Directiva y se formaron nueve Grupos Misioneros… El ambiente del Colegio es difícil de describir. El espíritu misionero se derrama por todos lados. Hay un entusiasmo contagioso entre las niñas y monjas. Las colegialas se las ingenian para conseguir fondos. La correspondencia con los misioneros se ha intensificado. La vida del internado se ha animado extraordinariamente. Se organizan fiestas, veladas y conferencias. (Pág. 55)
- Me he reunido con las colegialas que este año salen de vacaciones en julio y agosto y que son alrededor de 60. Les he propuesto organizar una campaña misionera para esos meses y ya nos hemos puesto en marcha. Otro proyecto que traigo entre manos es transformar el periódico Vacaciones en Anuario Misionero… (Pág. 55)
- Además de ponerle al tanto de las actividades del Colegio, me he permitido hacerle algunas preguntas… (Pág. 56)
- En el Colegio estoy gozando mucho. El espíritu misionero sigue creciendo de una manera increíble. Es un estímulo constante en la vida del Colegio. Promueve gestos de solidaridad y desprendimiento. Actitudes de colaboración y disponibilidad. Alienta el espíritu de entrega y da lugar a grandes iniciativas. Estoy convencida de que el espíritu misionero simplifica la educación de las jóvenes. Hace que se aficionen a la lectura seria y que sientan la necesidad de instruirse más y más. El espíritu misionero abre horizontes, despierta inquietudes, ayuda a descubrir la vida y costumbres de otros pueblos, a tomar conciencia de su realidad y de querer comprometerse con ella. (Pág. 56
- En el Colegio hay algo que todas palpamos, es la influencia del espíritu misionero. Entre las colegialas han comenzado a surgir vocaciones a la vida religiosa y algunos padres están pensando retirar a sus hijas del Internado… Tendremos las alumnas que Dios quiera mandarnos, ni una más, ni una menos. (Pág. 60)
- He animado a las colegialas mayores a que también ellas lleven su propio diario. Me parece un medio educativo importante. (Pág. 60)
- En el Colegio hay un ambiente de paz que se derrama por todos lados. Hay alegría, unión y amor. En una palabra, espíritu de Dios… trato de hacerles entender que en la vida apostólica todo depende de la oración y del testimonio de vida. (Pág. 62)
- He pasado más de un mes sin escribir mi diario. Cuando terminaron los Ejercicios Espirituales, me esperaba el programa de vacaciones y la entrada en ellas. Ensayos, veladas, fiestas, proyecciones. Las niñas han pasado unos días felices. Ha dominado el espíritu litúrgico, la alegría y el compañerismo. (Pág. 63)
- El espíritu misionero lo llena todo, es inseparable de la vida del Este año son 90 internas, alguna menos que el año pasado, pero es el mejor curso de los que yo he conocido. (Pág. 65)
- El afán de las niñas por las misiones es cada vez mayor. Nadie sino las monjas, que lo palpan, pueden dar cuenta de la intensísima vida misionera que hay en el Colegio. (Pág. 67)
- En la reunión de ayer con las colegialas aproveché para hablarles de la Misión de Piauhy y de la historia redentora de la Orden Mercedaria, y de su futuro, que yo lo veo misionero por excelencia. (Pág. 69)
- A pesar de mi aridez, me encuentro bien en mi relación con Dios. En cambio, con las demás me falta la generosidad que mi cargo de Directora del Colegio exige. Debo alentar, estimular y dejar mis ocupaciones con gusto siempre que se trate de ayudar a las educadoras y profesoras a llevar “su carga”. (Pág. 71)
- Elección de Madre Comendadora, que ha recaído sobre mí. Estoy impresionada y triste. Me apena lo que dejo, sobre todo el Colegio… (Pág. 98)