SANTA TERESA DE JESÚS, SANTA TERESA DE LISIEUX, SAN JUAN DE LA CRUZ
13 de abril de 2018Temas
- Durante el día me gusta renovar los afectos y deseo que el Señor me comunica en la oración. “Éste es un gran bien”, dice Santa Teresa. (Pág. 26)
- Leonor ya está en su tranquilo y querido Gernica. Me alegro mucho. Los libros que me ha mandado me llenan por completo. No me extraña que le guste tanto Teresa de Lisieux. Su lectura es muy a propósito para los deseos, que Dios me da, de una vida sencilla, confiada y amante. (Pág. 27)
- Le he copiado mi consagración a Jesús… Y, además, ¿no es ése el espíritu de Teresa de Lisieux? (Pág. 28)
- Creo que nos amamos (Leonor y Pilar) de un modo muy parecido a como se amaban Teresa (de Lisieux) y Celina. (Pág. 29)
- Mis caminos son muy parecidos a los de Teresa de Lisieux, áridos, gracias a Dios… (Pág. 32)
- Vivo entregada por completo al amor de Jesús, un abismo que muy pocos descubren y que yo quiero aprovechar con audacia como decía Teresa de Lisieux. (Pág. 36)
- La lectura de las obras de Santa Teresa me hace mucho bien por más decaída que esté. Avivan mi fe, me descubren la grandeza de Dios y me dejan amor a la humildad. Es la Santa que me habla de Él más a mi gusto. La que mejor me enseña a vivir en verdad. (Pág. 42)
- Yo estoy con Santa Teresa cuando dice, y con mucha razón, que quienes tratamos de servir a Dios con verdad deberíamos andar siempre sin miedos, ni rodeos. (Pág. 58)
- Sigo buscando la entrega total a Dios con una voluntad muy “determinada”, a lo Teresa de Jesús. (Pág. 59)
- A primera hora, leo a San Juan de la Cruz y me veo reflejada en el “a dónde te escondiste”. (Pág. 60)
- Sigo leyendo a San Juan de la Cruz. Me parece elevadísimo. Lo comprendo todo, pero me veo a una distancia casi infinita, aunque no en los deseos. (Pág. 61)
- Leo la “Llama de amor viva” (de San Juan de la Cruz), que me deja hambrienta del bien que persigo y deseosa de despojarme de todo para unirme más con Dios… (Pág. 61)
- Creo que en las obras de San Juan de la Cruz y en las de Santa Teresa tengo para toda mi vida. En ellas descubro siempre algo nuevo. Son una verdadera mina. (Pág. 66)
- ¡Quisiera ponerme a la altura de Leonor! No sé para qué queremos el caudal de energía y entusiasmo que Dios os da, si no lo empleamos en el seguimiento de Cristo. Que vamos a alcanzarlo, no hay duda, es cuestión de una determinación muy determinada, como dice Santa Teresa. (Pág. 66)
- Sigo empapándome de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz. No sé cuántas veces he leído sus obras completas. Y cada vez descubro misterios sublimes e incentivos para abismarme en el amor puro de Dios. Leyendo a San Juan de la Cruz he aprendido hasta donde tienen que llegar la muerte propia para alcanzar esa unión con Dios que tanto deseo… (Pág.70)
- Esta mañana me he encontrado con dos cartas juntas de Leonor. La primera viene envuelta entre nieblas y oscuridades, que diría San Juan de la Cruz… (Pág. 77))
- Saco fuerzas leyendo a San Juan de la Cruz: “Buscando mis amores iré por esos montes y riberas/ ni cogeré las flores, ni temeré las fieras/ y pasaré los fuertes y fronteras”… (Pág. 78)
- Estoy persuadida de que Jesús quiere que en adelante viva sólo de amor y que mi ocupación sea crecer en ese amor, hasta que pueda decir con San Juan de la Cruz: “Mi alma se ha empleado/ Y todo mi caudal en su servicio/ Ya no guardo ganado/ Ni ya tengo otro oficio” Que ya sólo en amar es mi ejercicio”. (Pág. 79)
- Recuerdo que el único libro que entonces manejábamos era El cuarto de hora de oración de Santa Teresa. (Pág. 209)
- Me alegro cuando alguien me dice que goza leyendo a Santa Teresa. Es mi Santa. Me ha enseñado mucho y le debo también mucho. Sus obras me descubren el encanto de su espíritu. Me gusta esa hambre de Dios que deja y lo bien que se acomoda a la realidad. (Pág. 249)